martes, 8 de octubre de 2013

Después de tanto arrebato

Entra lento, como si él tampoco quisiera irse, como si tampoco quisiera seguir girando alrededor de la tierra, como un tarado. El sol gusta de nosotros, sin entusiasmo, algo cansado, como cualquier astro con miles de millones de años encima, nos aprecia. Me paro, te miro. Quiero irme pero me gustaría querer quedarme. Él se queda, en realidad gusta tanto de vos, se te pega a la cara como si vos fueras de caramelo y él una lengua caliente. Con la baba de la lengua del sol en todo el cuerpo, volvés a dormirte, volvés a despeinarte, con la nana del vientito de octubre, como si hubiera habido un accidente y ahora te acunaran los brazos de una señora gorda, después de tanto arrebato.